Los límites tienen la función de protegernos,
diferenciarnos, de conservar nuestra integridad.
Sí se
establecen y respetan los límites,
las relaciones con
los demás no son fuente de conflicto. Cuando no ponemos límites nos
pierden el respeto.
Las
señales más claras de la falta de límites en la relación
de pareja son:
1.
Vivir en constante ansiedad.
2.
Estar complaciendo al otro a pesar de no estar convencidas de hacerlo
3.
Sentir miedo a que la relación se termine por nuestra culpa
4.
Desconfiar de nuestro criterio de realidad: no saber sí lo que aceptamos es
correcto o razonable.
5. Mentir a los demás y
no atrevernos a contar lo que realmente está ocurriendo en la relación.
6.
Vivenciar un vínculo inexistente: interpretar cualquier mínima acción del otro
cómo amor o compromiso aunque se quede callado cuando le comentes que
pasarás la nochebuena a solas.
7.
Perder contacto con lo que realmente quieres o querer sólo lo que el otro
quiere
8.
Tener miedo de decir NO.
Cuando
los límites son saludables podemos ser nosotros
mismos sin fingir. Recuerda que el abuso siempre implica a dos personas: el abusador que traspasa los límites y el abusado que no los establece claramente. Y tú,
¿le dices a tu pareja cómo te sientes?
VIA. Salud180
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